lunes, 21 de septiembre de 2009

El taxi de la risa.

Hace unos meses estuve riéndome todo Arturo Soria en el taxi. No. No iba borracha. Últimamente me pasan cosas raras. Desde Semana Santa. ¿Coincidencias? Será el Espíritu Santo. El caso es que llegué a casa llorando de la risa porque hubo un momentazo en el taxi. Al taxista no dejaba de sonarle el móvil así que se giró y me preguntó que si me importaba que cogiera el teléfono, que era su hija y que estaba preocupado no fuera que le hubiera pasado algo a la chica y el estuviera pasando de ella. Le dije que no me importaba en absoluto. Nada más coger el teléfono la hija del taxista pegó un grito que no sé todavía como no dejo sordo a su padre.

-¡Papááááááááááááaáá! ¡Que me han tocado 6000 euros en el Bingoooooooooooooooooo!

Me empecé a morir de la risa. Está claro que me equivoqué de plan esa noche por no haber ido a jugar yo, pero anda que no me reí. Aunque, la verdad, sólo por oír eso y por las risas que me eché no fue una mala equivocación.

©AC

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