Me despierta el tintineo de tus llaves al abrir la puerta. Me he quedado dormida en el sofá. El vino ya se ha calentado, el CD lleva ya tiempo parado y las velas apenas tienen mecha ya. Me incorporo para recibirte con una sonrisa. Pero al que veo entrar no es a ti, es alguien en tu cuerpo pero no eres tú. Esa persona me mira y, con sólo esa mirada, hace que se me caiga todo el mundo al suelo.
Me levanto e intento recoger mis cosas con unas manos tan temblorosas como tu voz.
- No – digo-, no lo quiero saber.
Te acercas a mí, me abrazas para tranquilizarme pero me resisto. Después de forcejear finalmente me rindo y ahí, en tus brazos, en mi refugio, me derrumbo.
-Por favor, no lo quiero saber.
©AC
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