jueves, 4 de marzo de 2010

Pasado, presente y futuro dorado.



Asomado a la ventana aún con legañas en los ojos y con el regusto amargo y pastoso del whisky en la boca te imagino pasar por delante de mi casa, como hacías todos los días, para ir a coger el bús en la parada de la esquina al alegre compás de tus pasos.
Todos los días me tomaba mi taza de café apoyado en el alféizar y todos los días disfrutaba de tus andares y de lo preciosa que eras. Todos los días preciosa, no importaba que lloviera, nevara o hiciera bueno. Todos los días preciosa, ya fuera con una sonrisa en la boca o con los ojos hinchados por llorar. Siempre preciosa. Un día me viste, al día siguiente me volviste a mirar y te pusiste roja. Así pasaron meses con sonrisas cómplices hasta que un día decidí bajar y esperar el bús contigo. A partir de entonces empezaron los meses más maravillosos de mi vida. Siento mucho que para ti no fuera lo mismo. Meses dorados para mí, meses oxidados para ti. Ahora ya no te veo, no sé dónde estás. Todo, todo, todo por mi culpa. Todo, todo, todo por ese estúpido líquido dorado. Y te imagino pasar, juro que te he visto pasar, juro que he oído tus pasos aunque sé que es imposible… Miro la taza que tengo en la mano y en vez de verme reflejado en el café lo hago en el líquido que te hizo volatilizarte… Qué le voy a hacer, desaparecida tú, es lo único que me hace compañía. Desaparecida tú, ya nada me importa.
©AC

No hay comentarios:

Publicar un comentario