jueves, 11 de marzo de 2010

Ella.

Me ha llevado al cielo. Vino y me rescató cuando estaba ya medio ahogado, cuando ya lo había dado todo por perdido, cuando me había rendido y había dejado de luchar. Ella. Pequeña y morena, ojos oscuros y sonrisa radiante, risa pegadiza y muy mala leche. Vino en una barca, hundió el brazo en el mar y me sacó cuando yo empezaba a flotar como un cadáver y me dejaba llevar por la marea. Me revivió con su boca y el calor de su piel. Me abrazó tan fuerte que me sentí protegido de todo y todos en esa fortaleza infranqueable y cálida. Su pequeño cuerpo desnudo, protegido por las sábanas, duerme a mi lado. Las primeras luces del amanecer hacen brillar su pelo negro como el azabache. Preciosa. Es preciosa. Está preciosa.

Que nadie se atreva a despertarnos.
©AC

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