sábado, 11 de julio de 2009

Como el lobo de los tres cerditos.

Esta mañana ha entrado en mi vagón un chico que llevaba un look del Bronx.
Me suele poner de mal humor que la gente vaya por la vida en plan "el mundo me lo debe todo, lo odio, me automargino", pero bueno, cada uno se viste como quiere, todos somos libres. Lo que más me llama la atención es que lleva la gorra encima de la cabeza a modo de corona. No la lleva puesta, la lleva en suspensión. Me dan ganas de pasar a su lado y soplar, como el lobo de los tres cerditos, a ver si se cae.
La verdad es que en el fondo me intriga saber cómo narices se sujeta la dichosa gorrita y por qué nunca se cae (soportan los golpes de viento de los túneles de metro al llegar el tren). Yo tengo una teoría: creo que la rellena la gilipollez del individuo que la "lleva" y que por eso resiste contra viento y marea...

Desde luego, qué mala es la adolescencia (y cómo se nota que hoy, de filántropa, tengo poco).
©AC

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