sábado, 16 de enero de 2010

¿Pero tú qué te crees?

¿Te crees que por mirarme, sonreírme, guiñarme un ojo al pasar voy a caer rendida a tus encantos? ¿Crees que por un par de besos y un buen rato no voy a poder pensar en nada más?, ¿que voy a suspirar por ti? Sí, diste un primer paso, pero te recuerdo que los tres siguientes los he dado yo y no pienso hacer más hasta que no des tú otro que deje las cosas claras. ¿Que me apetece repetir? Sí. ¿Que tengo muchas ganas? También. ¿Que me muero por repetir? No.

Abróchate el cinturón, que vienen turbulencias. A ver si te crees que aquí eres el único que sabe jugar.


Tragué saliva y me quedé con cara de gilipollas delante de la pantalla del ordenador al acabar de leer el mensaje que me había enviado a Facebook.
Menos mal que es más pequeña y tiene cara de inocente, pensaba. Entró Bea en la habitación y cerré rápidamente la ventana.
- Oye, ¿vienes a comer o qué? ¡Que se va a enfriar y llevo dos horas en la cocina!
- Ya voy, amor, ya voy, no te enfades, tonta.
Se quedó mirándome y me puse nervioso ¿lo sabría?
- ¿Te encuentras bien?
- Sí, ¿por?
- Estás raro.
- Es que me acabo de dar cuenta de que me hago mayor... Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte.
- ¿Qué?
- Nada, nada... Cosas mías.

©AC

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