martes, 13 de abril de 2010

He encontrado un fantasma.

Hoy le he vuelto a ver. Hacía varios días que no me encontraba con él. Hasta que no le he vuelto a ver no me había dado cuenta de qué era lo que me faltaba cuando llegaba al andén. Si él no estaba me daba la sensación de que se me había perdido algo o de que había olvidado algo en la facultad así que me ponía a repasar el bolso para ver si estaba todo en su lugar. Hace un par de meses que le ví por primera vez. No. Miento. Hace un par de meses que me fijé en él por primera vez.

Mocasines azul oscuro. Pantalones de pinzas azul marino. Jersey de punto gris con rayas granates entorno al cuello, las mangas y la cintura. Camisa o polo oscuro. Gafas rojas. Reloj plateado y rojo. Pelo blanco. Mercromina en varios dedos. Nariz roja. Todo conjuntado. Con un períodico, manoseadísimo. Y con su radio, su inseparable radio.

Metro de Madrid. Estación de Bilbao. Andén de la línea 1 con dirección a Pinar de Chamartín. En el ipod suena “Someday” de Sugar Ray.
Llego al andén desde la línea 4. En Bilbao coinciden. Me da igual cuál coger porque las dos me llevan al mismo sitio pero es cuestión de ahorrar tiempo. Como decía, llego al andén y voy hacia el banco que está al lado de unas marcas de agua que hay en el suelo que coinciden con el lugar donde siempre paran las puertas – eso me permite ser la primera en entrar para coger sitio – y que está al ladito del panel luminoso.
Ahí está él, sentado en el lado derecho del banco. Con su periódico. Con su radio encendida. Siempre le he visto exactamente igual. Nunca se levanta conmigo a coger el tren. Se queda sentado con sus crucigramas y su radio. Siempre. Tiene siempre la misma posición. Tiene la radio colocada siempre en el mismo sitio. Quizás si se mueve no le llega bien la señal, quién sabe. Sólo le veo ahí los días que salgo tarde de la universidad. Le veo cuando salgo entre las 8 y las 9’30. Ahí está. Siempre. Siempre que hay Champions. Siempre. Siempre en el mismo banco. Siempre con la misma postura. Siempre con su periódico. Siempre con su radio. Siempre escucha el mismo programa. Siempre la misma ropa. Siempre el mismo aspecto. Siempre con la mercromina en sus dedos. Siempre con sus gafas rojas. Siempre ahí, siempre igual. Nunca nadie le mira, nunca nadie le habla... Quizás es un fantasma al que sólo yo puedo ver.
©AC
Abril 2009

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