sábado, 30 de enero de 2010

Hoy no me salen las palabras.

Hoy no me salen las palabras.
Tengo cosas que vomitar pero no me salen las palabras. No me salen y no tengo ganas de pelearme con ellas. No, hoy no. Hoy lo que quiero es dejarme llevar por la corriente y dejar la mente en blanco porque me duele la cabeza.
©AC

miércoles, 20 de enero de 2010

Madrid (Vol.1 - Gran Vía)

Paseando por mi adorada Gran Vía en una mañana perfecta para ir de compras. Voy acompañada por el compás de mis tacones y equilibrada por varias bolsas de rebajas en cada mano. Suena el móvil. Tengo que pararme, dejar las bolsas en el suelo para liberar las manos, localizar el móvil en el bolso y contestar. Cuando saco el teléfono del bolso se me cae la agenda de él.
- ¡Mierrrrrrrrrrrrrrrrrrrrda!
- Aquí tiene.
Miro y me encuentro unos ojos marrones mirándome divertidos. Veintitantos, treintaypocos. Trajeado. Pelo castaño claro y corto. Se incorpora. Alto. Fuerte. Impecable. Traje gris, camisa blanca, corbata roja, zapatos negros. Lleva el abrigo negro doblado en un brazo y con la mano libre me ofrece mi agenda además de regalarme una sonrisa espectacular.
- Muchas gracias -logro decir mientras la cojo.
- No hay de qué.
Sonrío y me sonríe.
- Bueno, creo que debería coger esa llamada.
Me pongo roja, con esos ojos y esa sonrisa se me había olvidado que el móvil estaba sonando.
- Ah, sí... Claro.
- Hasta la vista.
- Sí... Adiós...
Se gira y se va. Le miro alejarse y me apoyo en el escaparate. Cojo la llamada de Lau mientras suspiro y digo:
- Madre mía, ¡además tiene buen culo!
- ¿Qué? Joder, guapa - ríe-, ¡estás enferma!
©AC

sábado, 16 de enero de 2010

¿Pero tú qué te crees?

¿Te crees que por mirarme, sonreírme, guiñarme un ojo al pasar voy a caer rendida a tus encantos? ¿Crees que por un par de besos y un buen rato no voy a poder pensar en nada más?, ¿que voy a suspirar por ti? Sí, diste un primer paso, pero te recuerdo que los tres siguientes los he dado yo y no pienso hacer más hasta que no des tú otro que deje las cosas claras. ¿Que me apetece repetir? Sí. ¿Que tengo muchas ganas? También. ¿Que me muero por repetir? No.

Abróchate el cinturón, que vienen turbulencias. A ver si te crees que aquí eres el único que sabe jugar.


Tragué saliva y me quedé con cara de gilipollas delante de la pantalla del ordenador al acabar de leer el mensaje que me había enviado a Facebook.
Menos mal que es más pequeña y tiene cara de inocente, pensaba. Entró Bea en la habitación y cerré rápidamente la ventana.
- Oye, ¿vienes a comer o qué? ¡Que se va a enfriar y llevo dos horas en la cocina!
- Ya voy, amor, ya voy, no te enfades, tonta.
Se quedó mirándome y me puse nervioso ¿lo sabría?
- ¿Te encuentras bien?
- Sí, ¿por?
- Estás raro.
- Es que me acabo de dar cuenta de que me hago mayor... Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte.
- ¿Qué?
- Nada, nada... Cosas mías.

©AC

martes, 12 de enero de 2010

Sangría para expulsar demonios.

Estaba en el autobús blanco de Cruz Roja que está siempre en Sol tumbado en una de las camillas donando sangre y pensando en mis cosas cuando unos golpecitos en la ventanilla me espabilaron. No pude ver quién era pero el conductor le estaba indicando la otra puerta. A los pocos segundos entró con una sonrisa radiante que compensaba la falta de luz en este día de nieve en Madrid. Aunque no llegaba a esconder del todo la tristeza de sus ojos, estaba preciosa. 1'65, castaña, ojos verdes, blanca pero con los mofletes rosados. Iba enfundada en un abrigo gris corto que dejaba ver sus piernecitas delgadas y las botas negras. Iba, además, con la bufanda verde a modo de turbante, un gorro a juego y unos guantes negros.

- Hola -dijo con su enorme sonrisa.
- Bienvenida -contestó el médico.
- Gracias. Os quería preguntar, quiero donar pero no sé si puedo, hoy sólo me ha dado tiempo a tomarme una hamburguesita.
- ¿Sólo has comido eso hoy?
- No, también desayuné.
- ¿A qué hora?
- A eso de las 7'30.
- ¿A qué hora te has tomado esa hamburguesa?
- A las 16'30.
- ¿Y entre medias no has tomado nada?
- Sí.
- ¿Qué?
- Un zumo de naranja y un poco de roscón.
- Ya... ¿Qué hora es ahora?
- Las 20'30.
- ... Lo siento, pero hoy no puedes donar, no has comido suficiente, tendrás que venir otro día.
- Ah... Vaya... De acuerdo. Siento haberos molestado.

Se giró para marcharse y cruzamos la mirada. Estaba triste. Había envejecido de un momento a otro. En vez de radiante ahora estaba marchita. Era todo ojos de decepción y pude oír en su mirada ese grito de desesperación. De pronto comprendí... Comprendí que había venido aquí por lo mismo que yo. Ella se dió cuenta y se le volvieron a encender las mejillas. Se le inundaron los ojos, apartó la mirada, se giró y salió rápidamente, más preciosa aún de lo que lo había sido al entrar.

Un corazón roto. Otro corazón roto que no puede hacer nada para arreglarse más que esperar a que pase el tiempo y cicatrice. Pero mientras dura esa larga agonía, mientras no puede hacer nada para aliviar ese dolor desgarrador, mientras no puede hacer nada para que no duela tanto, decide ir a donar un poco de sangre para dar fe de que sigue estando viva aunque ya no tenga ganas, decide ir a donar para al menos ayudar a alguien que lo necesite, decide ir a donar con la esperanza de que al expulsar parte de su sangre disminuya un poco el dolor de su pena cuando por su cuerpo empiece a fluir la nueva.
©AC

***
Ya son más de 2000 visitas, cada vez que sube el contador me anima a seguir escribiendo (¡y cada vez sube más rápido!).
Muchísimas gracias a todos los que os habéis enganchado al olor de la tinta negra.

lunes, 11 de enero de 2010

En el café de la juventud perdida.

À la moitié du chemin de la vraie vie, nous étions environnés d'une sombre mélancolie, qu'ont exprimée tant de mots railleurs et tristes, dans le café de la jeunesse perdue.
Guy Debord.

A mitad del camino de la verdadera vida, estábamos rodeados por una sombría melancolía, que expresaron tantas palabras burlonas y tristes, en el café de la juventud perdida.
Guy Debord.

(Frase que presenta el libro de Patrick Modiano, "Dans le café de la jeunesse perdue", Ed.Gallimard, 2007)

domingo, 10 de enero de 2010

Las 6:20.

Son las 6:20 de la mañana y acabo de volver de estar de fiesta. Hemos celebrado el cumple de mi primo y su mujer. Sigo borracha. El cariño de la gente que me quiere esta noche me ha hecho no pensar en ti a ratos. Y digo no pensar en ti, no digo olvidarte. Porque no te he olvidado. He enseñado tu foto. He mirado tu foto. He pensado en ti, he suspirado por ti, he maldecido por ti. He mirado tus ojos, tu sonrisa, tus brazos... Todo tú. Y los había que me miraban... Pero tú, pese a que estás a miles de kilómetros de mí (a cada minuto que pasa estás más lejos), eres el único al que veo cuando cierro los ojos. Eres el único que quiero que me abrace esta noche. Eres el único al que quiero besar hoy y mañana y pasado. A ti es al que echo de menos... A ti que estás tan lejos.
©AC

sábado, 9 de enero de 2010

Tardes frías de sonrisas rotas y corazones tristes.

Un poquito de vinagre y rosas con Sabina acompañan mi sonrisa rota y mi corazón triste en esta tarde tan fría… Esta noche me bastará con el calor de los que me quieren.
Me empeñé en pedirles a los Reyes Magos una ventisca que colapsara Barajas para no tener que decirte adiós… Debí haberles pedido una máquina del tiempo para que esta misma noche pudiera volver a decirte hola.

Echaré de menos tus ojos azules en esta noche tan negra.

©AC

miércoles, 6 de enero de 2010

Regalo de Reyes.

Nerviosa. Estoy nerviosa. Tengo las manos y los pies fríos y el estómago encogido. Miro a Nene nerviosa.
- ¿Y si no le gusto?
Se ríe.
- No seas parda.
- No soy parda, soy realista, coño.
- Pues si no le gustas nada, imagínate que él no te gusta a ti.
- Ya... También... En fin, a ver si llega ya.
- En esta zona cuesta aparcar.
- Ya...
Miro a Nene que me mira divertida. Estoy de espaldas a la puerta de entrada al irlandés en el que estamos y ella no deja de mirarla, cosa que me pone más nerviosa todavía. Cojo la cerveza y le doy un trago nervioso, está bajando demasiado rápido, a ver si voy a estar luego diciendo tonterías. Venga, un poco de autocontrol, ¿qué te asusta tanto? La miro sonreírme.
- Nene, por todo lo que quieras, para, que me pones más nerviosa aún y no puede ser.
Se descojona.
- ¡Vale! ¡Vale!
Miro la pantalla y el partido, Atlético de Madrid-Sevilla. Pitan el final. Me giro y miro a Nene otra vez, sonríe, pero no me mira a mí.
- Ya está aquí.
Me quedo congelada y quieta en la silla con la pinta pegada a la mano, pero ella me mira y me tranquiliza, giro la cabeza y le veo llegar. Le está dando dos besos a mi tallarina, me levanto, nos miramos a los ojos dos segundos y se para el mundo.
- Hola.
- Hola.
- Voy a por una cerveza, ahora vengo.
- Vale - dice Nene.
Sonrío nerviosa.
Nos sentamos ella y yo otra vez. Y me mira sonriendo.
- Bueno, ¿qué?
La miro mientras retumban los latidos de mi corazón en mi cabeza. La adrenalina corre por mis venas.
- Menos mal que este garito está medio a oscuras... Así no se puede ver que estoy roja.
Nene suelta una carcajada y me mira feliz.
- No necesito verte el color de los mofletes, estoy viendo cómo te brillan los ojos.

[...]

Una noche para recordar.
©AC

***
Espero que se hayan portado bien con todos vosotros. Los míos han sido increíbles, pero me trajeron el mejor regalo con unos días de adelanto a través del Paje Nene.

Gracias a todos los que habéis hecho que los primeros seis días de 2010 hayan sido mejores que los seis primeros meses de 2009.

Gracias a todos los que habéis hecho que los últimos meses de 2009 compensaran los dos años anteriores.

A todos, gracias y Felices Reyes.
A Nene, te adoro, mil gracias.
A ti... Mírame y no te vayas.

lunes, 4 de enero de 2010

Ni una sola vez más.

Una vez más esperándote en la parada del bús.
Una vez más llegas tarde.
Una vez más me entretengo mirando el tráfico y la gente que pasa.
Una vez más me haces perder el tiempo.
Una vez más miro el reloj.
Una vez más no me coges el teléfono.
Te veo llegar.
Una vez más ya no me da un vuelco el corazón, se me revuelve el estómago.
Una vez más ya no te contemplo maravillada, te escaneo detalladamente asqueada.
Una vez más aquellos detalles que me enamoraron, me enervan y repelen.
...
No puede estar más claro, no te lo puedo decir más claro, ni quiero ni puedo verte más. No, ni una sola vez más.
©AC

sábado, 2 de enero de 2010

Demasiado fácil.

Al mirarme al espejo descubro en mi cuello la marca de tus labios que da fe de que realmente ocurrió lo que al levantar creía que había sido un sueño. Ahí están, esos puntos violetas en mi cuello blanco. Un señor chupetón. Y sonrío. Y me pongo roja. Y vuelvo a sonreír. Me quedo parada delante del espejo, cierro los ojos y voy recordando momento a momento todo lo vivido anoche. Estoy en una nube. No me lo puedo creer. No puede ser. Y me desdoblo, una vez más. Una parte de mí, feliz viendo que por fín se ha cumplido lo que soñaba; la otra, la militar, la que recuerda el daño que hace un corazón roto, explota la burbuja de la parte que se ve ya en el castillo con su príncipe azul.

- Ha sido demasiado fácil – dice. No me fío. ¿Dónde está la trampa?
- No seas aguafiestas. ¡Por fín! ¡Lo ha conseguido!
- No seas ilusa. No me fío. Te digo que ha sido demasiado fácil. Aquí hay gato encerrado.
- ¿Quieres dejar de ser tan paranoica y disfrutar del momento?
- No, no quiero volver a estar a punto de perderla. Siempre alerta, es mi forma de protegerla..., de protegerte, eres lo mejor de ella. Ella no es sin ti y no eres sin ella. No os voy a abandonar otra vez para volver a encontraros moribundas. Voy a convocar al consejo, no me fío. Ha sido demasiado fácil... Demasiado.
©AC